Fobia específica situacional

Los síntomas del miedo a las alturas son taquicardia, sudoración, hiperventilación y náuseas. Ataques de ansiedad. (¡Investigué!).

Yo no tengo miedo a las alturas: le tengo miedo a las bajuras. Miedo al piso, a lo seguro, a lo estable. A ese lugar que de tanto pisarlo, pueda volverse mío (o yo de él). A caminar el mismo camino una y otra vez. Ida y vuelta, ida y vuelta, ida y vuelta. A esa rutina en la que puedo anestesiarme, automatizarme. A ese suelo en el que pueda estar tan cómoda, tan arraigada. A la quietud, a la inmovilidad... a la parálisis. A que se me olvide jugar, arriesgar. A eso sí le tengo miedo porque a lo conocido me acostumbro. Es ahí cuando comienzan a sudarme las manos y quiero vomitar.

Prefiero subir sin voltear hacia abajo. Brincar, escalar, trepar cada vez más alto. Sin red de salvación como en los circos. Dando vueltas en el aire como en los circos. Protagonizando el acto como en los circos. No ver el fondo. Voltear hacia abajo, hacia arriba, hacia enfrente, a un lado: a donde sea pero seguir volteando. Sentir la cuerda tan floja que las piernas no respondan. Marearme por estar tan alto y tan lejos y saber perfectamente cómo llegué ahí. Prefiero eso, un millón de veces sí.

Qué bueno que no tengo vértigo ni miedo a las alturas: pero creo que los síntomas me dan a cero metros sobre el nivel del mar.

No hay comentarios: