Sólo quiero decir

qué lástima. A mí sí me importa.

Te estás equivocando y fuerte. Ni hablar.

Si un día me ves en Buenos Aires, Londres, Marruecos, Ciudad de México... o mañana en la calle en Guadalajara y te da la gana saludarme, hazlo; no pasa nada. Yo no voy a cargar nada que no sea mío: si yo te veo, me voy a acercar a darte un abrazo y tú siempre me deberás una cena.

Me quedan muchas preguntas y muchas respuestas en la garganta... pero no contestas. No voy a intentar una tercera, yo estoy tranquila. Quiero que tengas razón y que sea cierto que la mierda flota. Quiero que un día, y no por mí, sepas qué pasó. Tiempo al tiempo supongo. Al final sí terminaste por creerle a quien tú decidiste, qué bien.

Era por lealtad que estaba ahí sentada pero no era mi obligación. Entiende esa diferencia.

Que encuentres lo que estás buscando y mucho más.

Ojalá aprendas a hornear y vivas tu drama de los arándanos.

(Qué ironía que, al final, sí te vas a ir sin despedirte. Aunque te hiciera prometer lo contrario, creo que siempre lo supe.)

Have a great life... really.

Goodbye.

Ganas de correr

Correr, correr, correr hasta que se me termine el aire y el desánimo no me pueda alcanzar. Correr hasta que me quede dormida y se me acabe la sangre. Correr hasta que se termine la ciudad, el mundo, el cielo; hasta que reviente otro planeta y yo amanezca en una isla donde el tiempo pasa hacia atrás. Donde, tirado en la arena, como esperando que yo lo encuentre, pueda tropezarme con un descompresor-de-sensaciones-en-el-pecho y tragármelo con un vaso de alma con hielos para ver si todavía funciona. Y comprobar que sí. Donde pueda bañarme en millones posibilidades tibias de universos derramados y latentes, porque basta con desearlo. Donde nadie me conozca, donde ni siquiera yo sepa quién soy o quién fui. Donde el idioma sea la música y no haya manera de equivocarse de manera. Correr, correr, correr, hasta donde nadie tenga que decirme "ánimo, tranquila... todo va a estar bien, las cosas pasan por algo". Eso no existe ahí. Existe el aire que es distinto, existen los tragos menos amargos, existo yo flotando y los golpes son caricias de viento y de risa. Donde compruebo que nada es irreversible mientras canto bajo el agua canciones que nadie compuso. Donde no importa qué día es porque las luciérnagas escriben secretos de hechizos con polvos mágicos de estrellas esparcidas en aquella montaña que no se puede ver. Voy a repetir todo lo que no he hecho jamás porque mi piel suena distinto y mi voz es de otro color; porque el atardecer no va a terminar si no terminé de verlo y el amanecer me está esperando desde ayer en la noche. Donde el siempre existe y donde me divierto construyendo un barco volador para ir de visita a la pregunta tan cercana. Donde se me secan los labios de puras fantasías... tan reales y tan vividas, que no pueden ser tan solo fantasías.

Pero sé que me voy a dormir en unos minutos, que mañana amanece sin esperarme, que van a seguir diciéndome que todo va a estar bien y que no voy a tropezarme con ningún descompresor tirado en ninguna arena de ninguna isla. Que ¡obviamente! no me puedo beber el alma con hielos porque mi piel será la misma, mi voz también y mis ganas de correr... seguirán intactas.

Duele

Cuando alguien sale, duele. Aunque hubiera sido un desastre, aunque no pueda confiar más, aunque tenga que cuidarme todo el tiempo, aunque no dejes ver tus intenciones completas, aunque no pueda sentirme enteramente segura contigo, aunque siempre primero estés tú, aunque tus prioridades sean las únicas, aunque sea mejor así, aunque mejor ahora que después. Duele porque duele, por lo menos a mí. No duele sacarte, eso es lo de menos; duele saber que si te quedas será peor. Duele que me la hagas... otra vez. Duele que estabas tan cerca. Duele tener que cerrarte la puerta. Y sobretodo, duele saber que de aquí para allá nunca fue así.

Qué mas da

Que el calendario maya, que el 21 de diciembre del 2012, que el equinoccio, que la quinta dimensión, que las profecías, que la alineación galáctica, que el cambio de era, que piscis y acuario, que la evolución de la conciencia, que el fin de los tiempos, que el libro de la vida, que el cataclismo planetario, que el anticristo, que las armas nucleares, que un asteroide, que el cambio climático, que los códigos bíblicos ocultos, que los egipcios, que los hindús, que los masones, que Nostradamus, que fuego en el cielo, que el fin del mundo.

Estamos enfermos y desesperados, tenemos hambre. Estamos confundidos en los extremos, enajenados. Otra vez creemos que somos el centro del universo. Tenemos computadoras, televisiones y techos sobre nuestras cabezas. Claro que no vamos a ver las estrellas. Claro que no nos vamos a ver a los ojos. Somos unos tontos. Si así somos, así pensamos y así vivimos, ¡ya qué más da que si se acaba todo! Si algo tan grande pasara y la humanidad no sobreviviera, no se perdería demasiado.

(Dos horas viendo el History Channel y estas son mis conclusiones. Debí haber estado viendo las estrellas... see what I mean?)

Me parece

Me parece injusto que alguien desde fuera sea capaz de lanzar un juicio tan fuerte y tan a la ligera. Me parece insuficiente el argumento. Me parecen raros los motivos. Me parece muy sobado decir: "conóceme primero". Me parece asombroso que siembre tan rápido una duda tan certera. Me parece entendible que titubees pero me parece sorprendente que le creas. Me parece extraño porque todavía, ¡todavía! creo que no eres así. Me parece triste que la desconfianza no haga más que crecer en ambos lados. Me parece que eres capaz de reconsiderar. Me parece molesto verme implicada en algo que no es mío y no entender porqué o para qué ni de dónde viene ni de quién. Me parece hasta un poco divertido cómo todo pareció tan distinto a lo que era. Me parece irónico que justo a eso iba. Me parece comprensible que todo parecía indicar lo contrario. Me parece gracioso y un poco sospechoso resultar tan amenazadora. Me parecen sucios los dobles juegos y las intenciones ocultas. Me parece fastidioso estar en medio. Me parecen infantiles los "me dijo que le dijiste que le dijo que dijeron..." Me parece terrible que nos dejemos llevar. Me parece asquerosa su manera de torcer las cosas. Me parece increíble que lo logre. Me parece cierto: "la mierda flota". Me parece que en algo sí me equivoqué y me parece indudablemente aleccionador. Me parece valioso todo lo que me hiciste ver. Me parece que no me vuelve a pasar. Me parece que el miedo entró por la puerta grande. Me parece que si yo hubiera querido hacer daño, hace mucho lo hubiera hecho. Me parece que tú te hubieras dado cuenta. Me parece que no es lo que proyecto. Me parece crucial que alguien sepa la verdad y me crea. Me parece innecesario tanto problema y me parece que todavía no termina. Me parece desgastante no poder dejar de pensar. Me parece prácticamente imposible saber qué piensas. Me parece incómodo todo esto pero también un poco revelador. Me parece muy doloroso, pero mejor... que no te quedes si no confías. Me parece innecesario y muy cansado tener que demostrar y demostrar y demostrar todo lo que siempre estuvo ahí. Me parece que no quiero jugar a eso. Me parece que si se rompe tan fácil es que no era tan fuerte. Me parece que yo intentaría que no se rompiera. Me parece que tú no. Me parece que nos vamos a perder de mucho. Me parece que no me conociste de verdad y me parece lamentable.

¿Beneficio?

Dar el beneficio de la duda...

El único beneficio que he estado encontrando en esto no es para mí: es seguir dando tiempo, oportunidades y escenarios para que terminen confirmándome aquella intuición inicial de tener cuidado. Este proceso me lastima muchísimo. Es una batalla interna totalmente innecesaria y desilusiones sorprendentemente dolorosas.

Y dudas me quedan muchas: ¿por qué me encuentro una y otra vez dándolo? ¿qué necesidad profunda tengo de creer en la gente de esta manera? ¿qué pasaría si no me obligo a dar ni medio beneficio? ¿por qué no hago caso de lo que percibo desde el principio? ¿cuando caduca el beneficio de duda? ¿ya? ¿puede caducar muchas veces? ¿hasta cuándo voy a seguir creyendo en la excepción a la regla?

Regalo un beneficio y me lleno de dudas. Así ha funcionado en estos días.

Pero bueno, esto no es un absoluto, quizá me estoy precipitando y no estoy viendo con claridad porque tal vez... ¡Maldita sea! Es inevitable.

10 preguntas

¿Qué necesitabas que te debiera?
¿Gratitud?
¿Admiración?
¿Cariño?
¿Te has preguntado para qué?
¿Qué sentirías al saber que ya no hay nada?
¿Te dolería?
¿Te enojaría?
¿Te importaría?
¿Qué?

Pedazos de cristal

Un día rompí un espejo. Literalmente. No era un pequeño espejito de mano que se me cayó por accidente y se quebró. Era un gran espejo rectangular que compré de adorno una vez y que terminé rompiendo con un martillo con la genuina intención de hacerlo pedazos. No fue algo fácil. Sábado en la mañana en la azotea, yo con un martillo en la mano, el espejo en el suelo y yo sin poder decidirme a dar el golpe. No es una cosa fácil esta de romper espejos. No sé cuánto tiempo pasó pero finalmente levanté el martillo y un sólo golpe justo en el centro fue más que suficiente. Recuerdo el ruido que hizo. De entre los añicos y el polvo de cristal fue sacando los pedazos que más me gustaban: grandes, medianos y pequeños. Formas caprichosas y todas distintas. Accidentadas y hermosas. Tomé esas piezas y con un pedazo de cinta en la parte de atrás, fui pegándolas una a una en la pared, dejando espacios entre ellas y armando un bonito "cuadro" que va cambiando todo el tiempo. En aquél momento, no entendí porqué estaba haciendo una cosa así pero me pareció sumamente simbólico. Todavía hoy los pedazos de cristal están ahí y yo los veo y me veo en ellos todos los días al pasar...

Hoy fue un día lleno de situaciones que escapan de mis manos, de fuertes encontronazos conmigo misma y estoy segura que será una noche en la que no dormiré demasiado. La vida se tejió tan minuciosamente (hasta los tiempos me sorprenden...) que terminaron manifestándose cosas a las que me tuve que enfrentar, que me impactaron y que no me gustaron. Justo lo que quería evitar, reventó. No me gustó, me dolió estar en medio de tantas cosas que no son mías cuando yo sé, cuando mía era la intención y era exactamente la contraria.

Primero, entre expectativas y forcejeos, esperanzas añejas, verdades a medias, escenarios que se caen, diálogos memorizados, una interrupción, mis propios juicios y mis ganas de compartir y no saber qué o cómo ni a quién. Luego, una revelación, un freno, culpa, exageraciones innecesarias. Y finalmente, confusión, complejidad, una mala interpretación que se veía venir, tergiversaciones absurdas y ajenas, desconfianza, duda. Llegué llorando a casa. Exhausta, triste, sorprendida... sola. No sabía ni por dónde comenzar a desenmarañar toda la madeja de ideas y sentimientos que traía. Y entonces me senté a escribir... porque eso es lo que hago cuando no sé qué más hacer.

Descubrí, revisé y confirmé otra vez que tengo mucho miedo. Miedo de ser juzgada a la ligera, de ser etiquetada bajo algo que no soy. Miedo de ser incapaz. Miedo de lo que los demás opinen de mí; sí, sí, sí, me da miedo el qué dirán y mucho. Miedo de no llegarle a esa que me prometí ser, de no llegarle a esa que me conté que era. Me da miedo no saber defenderme, me da miedo la escasez, me da miedo ser ingenua e inocente en este mundo. Me da miedo estar sola y estarme acostumbrando. Me da miedo que llegue el momento en que no pueda ya compartir. Me da miedo no encontrar lo que tanto estoy buscando. Me da miedo que no exista la justicia. Me da miedo que se cierren las puertas y no se abran las ventanas. Me da miedo el dolor de pedir ayuda y de no recibirla. Me da miedo el juego sucio, la traición. Miedo a la dureza, a la rigidez, a la cerrazón.

¿No son demasiados miedos? ¿No es demasiado para andar cargando? No.

¿No será que mas bien tengo miedo de resolverlos?

Por más enfermo que suene, por más imposible que parezca, hoy entiendo que ¡también me da miedo no tener miedo! Porque sin mis miedos, los que conozco, los que están arraigados y recalcitrados hasta el alma, con los que tanto me identifico; si los resuelvo, entonces quizá no me reconozca a mí misma, quizá me pierda y no pueda encontrarme, quizá si atravieso aquello a lo que aprendí a temer, pierda toda la sensación de control y sea tan estúpidamente feliz y libre que no pueda funcionar en este lugar.

Qué fuerte, qué complejo, qué profundo, qué duro. Qué mierda, suena horrible. Por lo menos a mí nadie me ha dicho que esto de sentarse a escribir en total honestidad a las tres y media de la mañana, sea una cosa fácil. Escribiendo encuentro cosas... y eso encontré.

Debí decirlo de frente y antes, el domingo. Debí arriesgarme y hacerme responsable de lo que sucediera. Debí contarme menos historias y tomar más acciones. Debí ahorrarme las vueltas y los intermediarios que ni siquiera busqué, carajo. Debí confiar en mi experiencia. En mis dos experiencias distintas. Debí creerme capaz de hacerlo por mí. Debí haberlo decidido sin tantas patrañas mentales. Debí pedir ayuda y punto. Debí haber aprendido antes... hace tiempo cuando también pasó. Debí confiar en mi percepción. Si iba a desconfiar de alguien no debí hacerlo de mí. Debí creérmela. Y claro, ¡debí cenar más rápido y llegar al punto! Ni hablar. Me quedo tranquila. Triste, pero tranquila. Y deseando que las cosas caigan, un día, por su propio peso.

Esa imagen que tengo de mí me está doliendo. Esos miedos que me compré huelen a podrido. Y esto no es con nadie, es conmigo. Soy yo frente al espejo. ¿Y luego? ¿ahora qué? Ahora entiendo porqué me pareció tan simbólico aquél martillazo. Necesito verme de otra manera, en un espejo nuevo. Si no hago pedazos estos miedos, ellos me van a hacer pedazos a mí. No tengo nada qué demostrar y mucho qué aprender. Hoy me descubro humana y profudamente compleja entre esos pedazos de cristal.

I'm available

Hoy, entre mediodía y las seis de la tarde, recibí un golpe. Aunque nadie me tocó ni me lastimó, algo me golpeó y fuerte. Para entender, para despertar, para salir, ¡para bien! El día me sacudió durísimo, todavía me sacude un poco y se mueven muchas cosas de lugar.

Se desgarró la membrana del miedo, se despertó el letargo, se partió la comodidad y se volvió molesta, nefasta. Se movieron mis ganas, se convulsionaron mis frustraciones, se abrieron mis posibilidades y todas me preguntaron: "¿qué diablos estás esperando?". Se me desbordaron el hartazgo, una sonrisa y mil caminos. Una a una todas las horas y todos los meses, las capacidades y las lecciones pasaron frente a mí gritándome: "¡ya, ya, ya!".

Se rompió la burbuja donde yo guardaba toda las cosas que "sabía" y ese líquido de información vital recorrió cada una de mis venas de arriba a abajo y completa una y otra vez. Dejé de "saber" las cosas y de pronto las entendí. La teoría nació a la práctica, tomó sentido, tomó vida y voló. Abrí mis manos, las vi vacías y tomé lo que es mío, ni una sola cosa más. Me encontré en un espejo y me gustó el reflejo de la libertad. Fue una mañana francamente fea, una tarde hermosa y una noche plena. Supe que podía, supe que quería y ya no tuve para dónde hacerme. Un gran golpe, de esos que... cambian el rumbo.

Hoy entendí que es cierto que no puedo más. Hoy entendí que es cierto que no tengo que poder más. Hoy entendí que no debo quedarme más tiempo, que el mundo no se acaba y que lo conocido me puede matar, me está matando. Hoy quiero hacer lo que quiero y quiero querer levantarme de la cama en las mañanas (y no es mucho pedir). Que está claro que no me faltan alas. Entendí que tengo que reaccionar, moverme, recuperar(me) y (re)conocer(me). Nadie lo va a decidir por mí porque yo lo decido primero, lo decido ahora, hoy: me voy. Ya no puedo desperdiciar nada, ya no voy a esperar para seguir viviendo, quito el hold.

No estoy segura qué va a suceder ahora pero ojalá algo grande porque de la manera más genuina que pueda decir esto, lo digo: I'm available. Y eso bueno, ¡muy bueno!