Tendría que venir aquí

Tendría que venir aquí a decir que yo no estaba buscando nada. Tendría que venir aquí a explicar que todo me tomó por sorpresa y que sucedió sin planearlo. Tendría que venir aquí a exculparme explicando que mi vida estaba en orden y que las cosas salieron de control. Tendría que venir aquí a hablar de las sonrisas cuando nadie me vio. Tendría que venir a lavarme las manos y eximirme de toda responsabilidad. Tendría que venir aquí a demostrar que no sé cómo pasó. Tendría que venir aquí a declarar que el sol salió sin previo aviso y me encontró allá, en una cama muy lejos de la mía. Tendría que venir aquí a argumentar que nada fue fácil desde aquél día. Tendría que venir aquí a decir que no me arrepiento de nada y que de haber sabido lo vuelvo a hacer. Tendría que venir aquí a confesar la tremenda felicidad en la que vivo. Tendría que venir aquí a hablar de amor. Tendría que venir aquí a decir toda la verdad. Pero no lo haré. Hoy no.

Todo tan simple


La profundidad de una mirada limpia que brilla y refleja. Un espejo que no quiere pelear y tira besos. Un amor que desespera de tan grande. Una voz que puede decirlo más alto pero no más claro. Agua y comida calientes todos los días a cualquier hora. Cierta cantidad de monedas en la bolsa. Un camino que abrasa y abraza. La piel más sensible que nunca. El olor del café recién hecho en las mañanas. Una recámara llena de vida y luz. Una cama llena de paz y sueños. El viernes sin despertador. El sábado con ganas hasta el domingo. Los zapatos gastados de tanto andar. Los motivos de los días. La sonrisa de dientes para adentro. El corazón que sabe saltar. La razón para levantarse de la cama. Una gran ciudad que me abraza a diario.  Desfiles de rostros de gente que no puedo ni explicar. Un departamento bonito y mío. La ropa limpia. La conciencia también. Los cuadernos llenos. El alma también. Un abrazo en el que cabemos todos. Un librero lleno de hojas en el pecho. Tantos benditos cabos sueltos. Tantos textos sin terminar. La historia por contar. La música en el aire. La mirada en el cielo. La luna en la ventana. Todo tan fácil. Todo tan simple. A mí, todo esto, sólo me tomó 30 años.

Lléname

Lléname de besos la punta de la nariz. Lléname los hombros de saliva y ganas. Lléname el piso de polvos mágicos y las ventanas de historias sin fin. Lléname la casa de tus cosas. Lléname de preguntas las respuestas. Lléname de sueños largos los cuentos cortos. Lléname de canciones los rincones. Lléname el aire de jadeos y de vueltas el reloj. Lléname los días de lunas y los lunes de sol. Lléname de palabras las dudas. Lléname la almohada de ti. Lléname los huecos de amor; que el vacío es grande, amor, y si quepo yo, cabes tú conmigo.

El mensaje inconexo del día

A veces, todo me urge. Me inunda la ansiedad insoportable de querer cambiarlo todo y salgo corriendo en cualquier dirección que, por lo general, es hacia ningún lado. Me gana el deseo de aventarlo todo por un gran ventanal rompiendo cristales y rompiendo en llanto. Tengo tanta prisa que da risa. Me muevo compulsivamente, nada me dura. He cambiado de vida tantas veces que hay tardes en las que ya no sé quién soy. No es queja. Mis recuerdos son como de otras vidas; creo que escogí las alas en vez de las raíces. Evito los espejos porque no sé dar explicaciones que nadie pide. Bebo demasiado café y aún no repongo lo último que me robaron. Tengo un grito atorado en el nudo de la garganta que me corta la voz y sangro por dentro. Si todo esto tuviera una alarma de emergencia; éste, en definitiva, no sería el momento de hacerla sonar, pero sin duda, le pondría la mano encima... por si acaso. Las pulseras de colores se enredan en mi muñeca y ahora que todo da vueltas, el único lugar del que se me ocurre sostenerme es de tu abrazo. Lo delicioso de fumar es que de un lado del cigarro me pongo yo y del otro, pongo al mundo entero. Se queda todo en suspenso mientras, otra vez, a la distancia, no resuelvo gran cosa. Y me quedo con la sensación flotante de haber contribuido con unos cuantos minutos y un poco de humo a la gran cuestión. El problema con pensar es que pensamos que pensando lo entederemos todo. Y no, ¡vaya que no! Globos de colores reventando en mi cabeza porque no sé qué palabras usar para ordenar todo lo que estoy sintiendo. Siento gracias, siento amor, siento urgencia; y a ratos, también, siento que exploto. Soy la consentida de alguien a quien no le veo el rostro. Me siento protegida a la intemperie. No creo en los errores ni en los accidentes. Ni siquiera sé qué significa perder porque siento que nada me pertenece. Cruzo mis fronteras tres veces diarias y el único idioma que quisiera dominar es el del silencio. Para entender que mi tiempo es mío, primero lo puse en renta y después aprendí a deshojar la culpa de hacer con él lo que me dé mi gana. Me tiemblan las manos cuando voy a empezar a escribir. Me tiemblan los labios cuando termino. Constantemente, cuando estoy sola, me siento observada. Tal vez, cargo secretamente con todas las miradas del mundo. No sé cocinar para dos y no soporto la sensación de la piel seca. Me gusta la comida crujiente y bañarme con agua muy caliente. No te extraño y quisiera que no volvieras a leerme jamás. Sigo preguntándome qué hace el mar cuando quiere ir a la playa. Nunca supe qué tan lejos estaba hasta que volví y el que dijo que el amor es ciego, jamás amó. Quiero vivir en la copa de un árbol en altamar y flotar sin rumbo fijo hasta un desierto derretido. Ya no sé si el mundo me espera o yo a él. Otra vez se me fue el día en no sé qué. Y pensar que lo único que yo venía a escribir aquí, era que no podía escribir. Tal vez sólo tenía que comenzar diciendo "a veces, todo me urge".

Pienso en ti

En lo valiente que eres. En tus ojos, en tu boca, en tus manos, en tantos años atrás. Imagino la seguridad que debiste sentir. Y el desamparo. Pienso en la puerta que cerraste tras de ti y en la gente que se te fue. En las palabras afiladas y huecas que se pronunciaron y que nunca escuchaste. ¿Jamás dudaste? ¿Jamás pensaste que sería mejor guardarlo todo? 

Pienso que me hubiera encantado estar ahí para besarte la frente. 

Pienso en ti.