Nada

No digas nada.
No diré nada.
Ni en contra ni a favor.
Absolutamente nada de nada.
Sólo abrázame, ¿sí?

Un deseo

"Que nunca se me olvide, jamás; qué manera de llover tiene Guadalajara. A qué huele, cómo se escucha, cómo se empaña, cómo sopla, cómo limpia, cómo cambia la luz, cómo se ve y cómo se disfruta y se sonríe. Por favor, que nunca pueda olvidar esto..."

By the way...

no tienes nada qué agradecer.

Un oasis

Hoy con ganas de abrir los brazos y dar un abrazo. O veinte o mil, un millón. De decirte eso que vale la pena saber, de arrancarte una carcajada, de poner palabras en su sitio, de hacerte saber que lo mereces todo y que sí puedes; esto y mucho más. De abrir las puertas, que entres y te pongas cómodo. De que hagas absolutamente lo que quieras porque sabes que no podría ser de otra manera. De estar, de ayudar (como sea), de ser un foquito pequeño y titilante por ahí. De escuchar, de decir "sí", de decir "claro", de inyectarte toda la fuerza que te haga falta y un poco de más por si acaso. Que seas capaz de confiar, de pensar en mí y que sepas que no tienes ni siquiera la mitad de un problema... ni lo tendrás. Que puedes decírmelo todo, o lo que quieras, o nada. De ver tu fragilidad y besarla como beso la mía. De comprender tu lucha, tu cansancio, tu desilusión, todo. De mirarte la mirada con toda la ternura y besarte la frente sin decir nada más. De ser un oasis en este desierto oscuro y plagado de personas pero tan inhumano. Qué ganas de estar, qué ganas de dar. De oferecer un poco, un poquito, un poquitito de paz. Qué ganas de abrir los brazos.

Una observación

En temporada de lluvias, no se ven las estrellas en esta ciudad.
Y las extraño.
Pero luego llega el agua y dejo de extrañar todo.
Sólo una observación... (al cielo.)
Nada más.

It feels like

... an affair
& I like it.

Que me pidas ayuda

Uno: claro que sí, cuenta con todo lo que pueda darte y más. Te lo doy con todo el amor del mundo. Dos: nunca encontraría las palabras para decirte que no, qué bueno que ni las tengo que buscar. Tres: wow, I'm impressed, ¡las cosas cambian! Cuatro: sé que te fue difícil. Cinco: ¿por qué tuviste que esperar tanto? Seis: no tiene porqué ser tan díficil, ¡soy yo! Siete: no me estás pidiendo tanto. Ocho: ¿porque no necesitas más o porque no puedes pedirlo? Nueve: ¿tan graves están las cosas? Diez: estén como estén; sí, sí y sí. Once: te adoro. Doce: ¿algo más? de verdad.

Todo es gerundio

Pensando.
Escribiendo.
Fumando.
Deseando.
Escuchando.
Observando.
Sopesando.
Comparando.
Respirando.
Planeando.
Decidiendo.
Esperando.
Cantando.
Enviando.
Valorando.
Apoyando.
Sonriendo.
Siendo fuerte
y tratando de confiar.

Tanto

Te quiero tanto.
Y me duele tanto verte así.
El tiempo que falte para que salgas de ésta
me parece tanto.
Tanto lo que se ha hablado ya
y tanto lo que se rompió en el camino.
Tanto lo que ya no viviste.
Tanto intentar
y tanto que quisiera cambiar.
Tanto de todo. Tanto.
¿Y después qué...?
¿Cuánto más "tanto"?

Tanto.

Todavía no

Todavía no despertamos sin despertador. Todavía no caminamos al trabajo. Todavía no aprendemos a llegar a tiempo. Todavía no aprendemos a no usarnos. Todavía no bailamos bajo la lluvia. Todavía no dormimos en la azotea. Todavía no nos vamos a la playa. Todavía no confías como para no decirme: "nadie sabe, eh". Todavía no estoy del todo cómoda. Todavía no estoy del todo abajo. Todavía no podemos ayudar más de lo que podemos. Todavía no nos enamoramos otra vez. Todavía no hemos comprado comida. Todavía no es hora de cenar. Todavía no es fin de semana. Todavía no se me pasa el coraje. Todavía no se me quita el mareo. Todavía no acaba el juego, ni el libro, ni la canción, ni el programa. Todavía no me das una respuesta. Todavía no es momento. Todavía no te convences. Todavía no llegas. Todavía no me rindo. Todavía no lo limpio. Todavía no te veo. Todavía no lo olvido. Todavía no vuelvo. Todavía no lo sé. Todavía no aprendemos a mirarnos las miradas. Todavía no aprendemos a darnos las gracias. Todavía no nos damos la espalda. Todavía no nos mentimos. Todavía no nos lastimamos. Todavía no nos decimos la verdad. Todavía no son las siete. Todavía no termino de escribir. Todavía no me responden. Todavía no es oficial. Todavía no sirve ser impaciente. Todavía no.

Hey, mister

- Hey, mister. What now?!
- I've no idea. I guess we should just wait.
- Right. Please, keep me posted.
- I promise.
- I'll be around...
- Me too. I'll let you know...

Sin afán

Sin afán de insistir, insisto.
Sin afán de equivocarme, me equivoco.
Sin afán de acertar, acierto.
Sin afán de ser indiferente, soy indiferente.
Sin afán de dar, doy.
Sin afán de obsesionarme, me obsesiono.
Sin afán de ayudar, ayudo.
Sin afán de aislarme, me aíslo.
Sin afán de sonreír, sonrío.
Sin afán de emocionarme, me emociono.
Sin afán de derrotarme, me derroto.
Sin afán de caer, caigo.

Y así vamos... sin afán, sin afanes.

Mitades no

Si me vas a decir, dime.
Si no me vas a decir, mejor no me digas nada.
Pero mitades no.
No juegues, decide.

Lunes inconexo

Hola, extraño.
Un abrazo suspendido...
porque quiero otro,
otro más y otro.
Y la respuesta sin pregunta.
Esconderse.
Retirarse despacio.
Decir que sí... que claro que sí.
¿Qué más iba a decir?
Veneno ácido y descompuesto.
Dormir. Asco. Flotar.
La velocidad y la balsa.
La sed y lo triste.
No se puede mentir.
Nada tiene que ver pero,
¿por qué no puedo sólo recordarte
y tengo que seguir viviéndote?
Y a ti:
¿Dónde quedaste, mujercita valiente?
¿Qué fue de ti?

Lunes inconexo.
Qué día.

_12_

"Si ella hubiera podido llorar, quizá la melancolía no la hubiera inundado. Pero no pudo liberar ni una sola lágrima y se ahogó..."

En cartelera

Quisiera que no siempre tuviera que haber en cartelera al menos una película de terror. (Las odio).

_11_

"Nada de lo que podía meter en una mudanza le preocupaba. Eran sólo todas sus cosas... pero cosas a fin de cuentas. Mover todo por décimo segunda vez... sólo de pensarlo la pereza la inundaba. ¿Y qué de lo que movió la primera vez la acompaña todavía? Nada.

¿Y todo lo demás? Los olores, las calles conocidas, el clima predecible, las fotografías mentales, las paredes, la sensación de seguridad, las historias, la tierra mojada, las rutas, los rincones, la pintura, el polvo, la costumbre, las siete vueltas al sol... eso no cabe en cajas de cartón. Ni hablar de la gente, ahí mejor no entramos. Mucho se quedará y lo que pueda irse, se reacomodará. Es así.

Su decisión la encontró comenzando a desenredar apegos y ella sólo pensó: 'y todo para volverlo a hacer otra vez...' La ciudad infinita. Y asintiendo, sonrió..."

Unsaid

Gracias por creer en mí desde el día en que me conociste. Lo recuerdo perfecto. Gracias por mostrarme mis letras, mi voz, mis quejas, mis shortcomings y por decirme: "eres un 4". Gracias por ser un genio loco que sabe quién soy y que siempre vio en mis ojos lo que el espejo aún no me ha mostrado. Gracias por decirme "gran mujer" y por ser un gran senior. Un día, tú jalarás el pincel y yo la pluma. Ya verás.

No tienes nada de qué preocuparte. No quiero que necesites validación "objetiva" o externa de mis decisiones, son mías. Esto no es un arranque, lo he pensado bien. Me lleva el corazón, esa es otra cosa. Sólo te necesito conmigo, ahora más que nunca (como siempre). No tengas miedo, ya soy una mujer y voy a estar bien... aquí o donde sea. Y tú irás a visitarme.

Mantenerme debajo de ti no hace que tú estás más arriba. Así no nos hacemos más fuertes, todo lo contrario. Qué pena que no pudieras comprenderlo pero me diste el último empujón que necesitaba. Será un gran camino para mí, estoy segura, otro más. Y tú me estás obligando y ayudando a tomarlo. Vueltas de la vida, ¿no? Gracias por eso y mucha suerte para ti.

Quiero verte. Me muero por desayunar contigo un sábado lluvioso, ir a ese concierto de música independiente o ver una película un domingo en la tarde. Ojalá sea pronto. Me come la incertidumbre y me gusta el contacto, la sonrisa me la pones siempre. Tengo miedo de que un día ya no contestes más pero me haces preguntas, garantizando tú también, una respuesta de vuelta. Sólo quiero verte, eso me bastará para saber todo lo demás. Créeme.

Me dan mucha risa tus pantalones y creo que, en el fondo, eres un reprimido ser perverso.

Me duele que te hayas quedado atorada en esa etapa tan linda de tu vida. Me duele que haga tantos años de eso y hoy que estás en otro lugar, no puedes verlo porque sigues allá, atrás, en lo que ya no es. Tus ojos lo dicen, ¿sabes? Al verte o hablar contigo confirmo que nuestra conexión se rompió pero confieso que internamente me alegro por todo lo que he crecido.

Puedes confiar en mí. Yo me llevo prácticamente todo a la tumba. No pasa nada y, ¿te digo un secreto? Ni es tan grave. ¿Qué más da? Si yo te contara... gracias por contarme tú. Aunque hables chistoso, ha sido un placer encontrarte en todo tu 1.54 y medio. La música se queda y falta mucha. Espero a la abuela. Escondo una admiración secreta a tu valentía. Tenemos un viaje pendiente, yo pongo el auto.

Tú no fuiste claro y a mí no me interesaba. Llegaste a demostrarme otra cosa. No me reclames. Tú no querías, yo tampoco. No hay víctimas. No juegues. Llevémosla en paz. Sigamos riendo y salud.

Me sigues debiendo una plática y yo cada viernes te quiero más y te creo menos. Eres el mejor pero esto no se acaba aquí. Ármate, vamos por los sueños, no sólo yo, tú también.

Es un gusto que hayas entrado así en mi vida. Sutil y luego de golpe... y en la distancia. Mi intuición y tu apertura aquí nos tienen. Y por primera vez, no te mandé al carajo... y mira. Lo que falta. Qué bien que me dejes acompañarte en esta etapa tan dura. Qué bien que me trague mis palabras. Gracias por eso y bienvenida. Todo se acomoda. Voy a cumplir mi parte del trato, tú también, ¿verdad?

Tres palabras te hacen mágica: "yo te apoyo". Por decirlas siempre en el momento adecuado y porque en verdad lo siento. Fue un cariño de rebote en ambos sentidos pero hemos logrado conocer lo esencial de la otra. Y coincidimos en la fascinación por un país. Suerte con las hormigas y con el azúcar. No me parece coincidencia que tengas problemas con las dos cosas, eh. Con la foto no necesitas suerte. Me quedo con ganas de que vuelvas y beber.

Eres buena, deja de sentirte insuficiente. Te lo digo yo con el cero absoluto de autoridad moral en el tema. Te falta todo por vivir. Vívelo y disfrútalo. No se te va a atorar nada y te lo mereces todo. Eres una guerrera, desde antes de nacer lo eras.

Me da miedo irme y que cuando vuelva ya no estés. O volver porque ya te fuiste. Ya me duele. Voy a extrañar las venas de tus manos, tu sonrisa callada y el lugar que me haces a tu lado siempre, esté quien esté. Perdón por demostrarlo así, corazón santo. Voy a recordarte en la casa vieja, ¿está bien? Puede que sí me case, que vuelva a comer carne y que tenga hijos pero no estoy segura. Ya veremos, espero no decepcionarte. Voy a seguir leyendo en las noches con la luz de una lámpara y me voy a terminar los ojos, eso haré. Ni hablar. Donde quiera que te vayas, recuerda: tienes palancas. Y gracias por darme a mí la pulsera de los 63 años.

Tenemos que seguir, tienes que seguir, ver por ti, por ustedes. Ya basta de la espera, del suspenso. Vas a ser el mejor papá pero nunca va a ser el momento ideal. Tu bebé te está esperando. Sigue, eres grande, no empequeñezcas, no te conformes. Grandes experiencias, grandes lecciones, enorme el cariño, difícil la cuesta arriba. Y yo, me gané un hermano. En algún lugar de un gran país, tú elige cuál. Pon la mirada arriba, sacúdete y sigue. Allá nos vemos.

Te veo y pienso: "que no me pase a mí". No me gusta que nos tengamos que saludar ni que tengamos que fingir que nos da gusto vernos. A los dos nos cuesta. Sé que volteaste todo e hiciste parecer que la idea fue tuya. Qué lástima que no se te ocurran cosas.

¿Cómo hiciste para no decirme una sola mentira y aún así no decirme la verdad? Aún no lo entiendo. Y recuerdo mi sonrisa, la celebración y la gran felicidad que me regalaste ese jueves a las 4 de la tarde. Mis jeans y el cuadro horrible a tus espaldas. Te la compré completa. Hoy te veo y me azota una mezcla inexplicable de pensamientos. Te dejé empeñada mi ingenuidad y nunca volveré por ella: véndela también. Debe haber más especímenes de tu raza pero yo sólo te conozco a ti y me basta.

No me gusta que me forces a decir que estoy de acuerdo contigo. La mayoría de las veces no lo estoy pero me da flojera embarcarme en una discusión sin fin y entonces te digo lo que quieres escuchar. Perdón, pero platicar contigo a veces es muy cansado. A pesar de todo, me caes bien.

Siempre pensaré en ti como alguien que debía aparecer para mí. Y apareciste. Desapareciste dos años y cuando volviste a llegar, lo hiciste con una invitación que cambió el rumbo de todo. Fue por ti, lo sé. Eres un gran hombre, un maestro congruente del que todavía no termino de aprender. Gracias por ese salón, por ese pasillo, por ese escritorio. Por mi espalda, por cuidar tus palabras y tu verdad. Azul Guayaba es tuyo, te lo regalé. Siempre serás.

Qué bien haberla conocido en ese jardín. Gracias por demostrarme que la vida es impredecible y por ser prueba viviente de que yo también voy a estar bien, pase lo que pase. Por todo el humo y el no-humo. Por leerme, contarme, escucharme, compartirme. Profundamente humana. Porque nunca me dejó olvidar de dónde vengo y porque siempre fuimos sólo dos mujeres hablando para las que nunca importó nada más.

A ti, por tu honestidad brutal, porque sabes lo que es "incondicional", por pegarme en el orgullo en cada oportunidad que tienes, por todo el ron que bebimos, cuántas horas, por Joaquín. Por todas las risas en ese funeral. Por ti, por mí y por las que faltan. Porque aún no sé si podrás guardarte el "te lo dije". Mi primer amigo aquí, un excelente augurio es lo que eres... aparte de un chaparro pelón (y cínico como nadie). Porque nunca me quisiste cambiar y porque te convencí de irnos a Cuba. Por todos los días y por ser el pegamento. Tengo tu chamarra desde hace un año y todavía te quiero. Still.

No puedo acomodar las palabras para ti, sólo diré que jamás lo hubiera imaginado, que jamás podré arrepentirme, que todo estaba dado y que Luxemburgo y la mermelada seguirán ahí, ahora y después. Grandes preguntas y grandes respuestas contigo. Al final, fue muy difícil y la atención siempre estuvo en otro lado. ¿Intencional? No lo sé. Nunca me preguntaste nada y me hubiera gustado que lo hicieras. Pero no importa ya. Sigues aquí y eso es bueno. Hay cosas que se escriben en el alma, tú eres una.

Es oficial: no puedo verte sin coraje. Me hubiera gustado que nada pasara, que ese capítulo no existiera. Siento que jugaste chueco. Las cosas se torcieron de más; tú las torciste y al final, como siempre, te salió todo bien... y tan tranquilo. Creo que tienes que crecer pero parece que te funciona seguir siendo un niño.

El sábado encontré el anillo y me lo puse. No para extrañarte sino para sentir que toda esa historia sí sucedió en esta vida y no en otra. Que nos pasó a ti y a mí, no a otros. No cumplimos la promesa pero no importa... porque sí la cumplimos. Nos sobró cabeza, nada más. Y quién sabe, así todo es perfecto. Fue un honor haber compartido tanto. Extraño al que fue mi mejor amigo y no estoy segura pero de verdad espero que seas feliz.

Tu pedazo de hogar más cercano y mi cómplice de media vida. A ti no tengo nada que decirte, ya te lo iré diciendo. Tú te quedas, las hermanas no se van.

Somethings are better kept unsaid... some are not.

¿Escribir cuenta? Para mí, sí. A veces, hasta más que hablar.

Solsticio de verano

Otro lunes, media hora tarde. Toda una mañana de más café y tomar las riendas. Buen humor, el fin de semana fue genial. ¿Qué iba a hacer? Ah, sí. Estructura, orden, papeles, ¿y qué sigue? Ah, sí. Trabajar, trabajar, y trabajar. ¡Hambre! Casi tomaba regalado ese vaso con elote con chile pero me recordaron: "eh, la moneda". Ah, sí. Te marqué pero no me contestaste, luego no digas que no escuchas mi voz, ja. Esperar casi media hora por una ensalada muy dulce y muy salada pero España metió dos goles y supo mejor. Y a mí que no me gustaba el futbol. ¿Y mis cigarros? Ah, sí, ya no fumo.

Un pisotón, otro olvido y tres horas más lo cambiaron todo. Llegué a casa tarde. Volteé hacia adelante y vi a esa yo que todavía no existe pero que ya es. Y vi a esta que ya existe pero que todavía no llega. ¿Y? Primero cené y después corri 6 kilómetros y medio. Naturalmente, el estómago reclamó. Pues, ¿qué esperaba?

El solsticio de verano es el día con más horas de sol en el año; técnicamente, el día con más luz. Y fue el día en que decidí decidir. ¿Sería la luz, sería el sol, sería el pisotón? Fue todo. ¿Miedo? Miedo quedarme donde mismo. Mañana la historia será otra, al menos habrá una respuesta. Gracias, solsticio de verano por sacudirme. Ya veremos en qué acaba y ya veremos dónde estoy en el solsticio de invierno. Qué emoción.

_10_

"Lo único que rompía el silencio de esa noche húmeda era el ruido que hacían sus tacones al caminar. Un paso tras otro, solitarios, rítmicos y rápidos, pisaban las aceras que, un par de horas antes, habían sido bañadas por la lluvia. No había un sólo testigo de su determinación para atravesar la calle. Su mirada lo decía todo pero no había nadie ahí para escucharlo. La ciudad dormía. Voces a lo lejos, un farol alumbrando la esquina del parque, su cabello, el rojo de sus frías mejillas, sus manos dentro del abrigo y el vaho que escapaba de su boca al exhalar: todo tenía perfecto sentido cuando ella caminaba pero nadie podía saber que no tenía idea a dónde iba..."

Y sólo me pregunto

Y sólo me pregunto si valdrá la pena estar lejos de ti. Y sólo me pregunto si no será un absurdo ególatra y vacío quererme alejar aún más. Y sólo me pregunto de qué estará hecho el héroe en cuyas piernas me senté tantas veces. Y sólo me pregunto cuándo se rompió. Y sólo me pregunto cuánto sacrificaste. Y sólo me pregunto si crees que valió la pena. Y sólo me pregunto quién eras antes de que yo llegara. Y sólo me pregunto dónde quedó el hombre, el hombre, el hombre. Y sólo me pregunto qué pasó con tus sueños. Y sólo me pregunto qué pasa con tu garganta. Y sólo me pregunto cuánto más. Y sólo me pregunto cómo carajos hiciste. Y sólo me pregunto cómo carajos haces. Y sólo me pregunto si seguirás roncando. Y sólo me pregunto cuál será el primer pensamiento de tus días. Y sólo me pregunto cuál será el último. Y sólo me pregunto qué harías con un nieto. Y sólo me pregunto qué es el día del padre cuando yo te convertí en eso. Y sólo me pregunto quién sería yo sin ti. Y sólo me pregunto si vale una llamada telefónica y decirte... ¿qué? "¿felicidades?" Y sólo me pregunto si vale decir "gracias". Felicidades por sobrevivir hombre de hierro, por nunca irte. Pero sobretodo me pregunto qué mas da.

tengos

Ayer fue un viernes atípico. Salí de trabajar y llegué a casa temprano. Tenía plan de salir pero al final no fui a ningún lado. Me quedé hablando con algunas personas en la distancia, cené y antes de la 1 de la mañana estaba dormida. Un viernes atípico.

No sé qué estaba soñando o en qué lugar del universo estaba pero en algún momento de la madrugada desperté de sed, cosa que me pasa bastante seguido últimamente. Iba caminando a la cocina, con la mente en blanco cuando el inconciente modorro me dijo: "lo tuyo es un berrinche, ¿no te has cansado?" Me desperté de golpe, ahora sí, y me vi de pie sirviéndome un vaso enorme de agua muy fría. Unos momentos más en silencio y respondí: "es cierto, todo esto es un berrinche... y sí, ya me cansé". Duré media hora más tomando agua sentada en la oscuridad de una madrugada cualquiera como si una gran revelación me hubiera sido regalada. "Un berrinche, un berrinche, un berrinche..." ¿Hasta dónde puede llegar un berrinche?

No recuerdo haber sido una niña rebelde. Ese título en casa siempre le perteneció a mi hermana Mónica. Yo era, según me cuentan, bastante obediente -siempre y cuando lo que me pidieran tuviera sentido- y muy observadora. Era sanamente inquieta, nunca traviesa pero muy curiosa. Eso sí: si hubiera nacido con dos bocas, hubiera hablado por las dos. Y la edad del "¿por qué?" jamás se me pasó... creo sólo llegó el día en el que ya no me satisfacieron las respuestas. Mi adolescencia la pasé tirada en la alfombra de mi recámara (porque, por ser la mayor, tenía el injusto privilegio de un cuarto propio) escuchando música, escribiendo a escondidas y leyendo todo lo que me encontraba. Eso de azotar puertas, pelear y gritar explícitamente "te odio" nunca fue lo mío. Las rabietas y los berrinches llegaron tarde a mi vida. Pero llegaron.

Luchando con los tengos como una niña de 5 años que tiene que lavarse los dientes, que tiene que hacer la tarea, que tiene que bañarse y que tiene que comerse las espinacas. Nunca hice rabietas a los 5 pero las hago hoy a los 27 cuando tengo que dejar de fumar, tengo que llegar al trabajo, tengo que ahorrar y tengo que ir al ginecólogo. La actitud es la misma: indignada, con los cachetes rojos de coraje y las lágrimas orgullosas que no salen, desgastada y sometida, a fin de cuentas... no convencida. Hoy termino haciéndolo porque tengo qué. Luchando contra no sé quién que me obliga a tener que hacer y haciéndole berrinches silenciosos y rabietas cotidianas por todo lo que me hace hacer. Algo es el gran tirano y yo, la pobre víctima. Bonita rebeldía tardía y ridícula. Qué manera tan sutil y tan perversa de no hacerme responsable de lo que he elegido (ni de los aciertos ni de los fracasos porque nada es mío, siempre me obligaron, ¿no?), de culpar a alguien que no existe, de arrinconarme a mí misma y después comprarme la idea de que estoy atrapada porque no tengo de otra. Todas las rabietas que no hice cuando debí comerme el brócoli las hago hoy cuando tengo que ir al banco a pagar la renta.

¿Qué pasa si no tengo que... nada? ¿Qué pasa si no me forzo a nada y cada cosa que hago es mi elección? ¿Hasta dónde me llevaría esa libertad constante y por qué tengo que seguir creyendo que no la tengo? Los tengos pesan y pesan mucho. Ya va siendo hora de querer. Y entonces, llega la gran pregunta de la adultez: ¿qué quiero?

Muy poco

Gotas de agua que resbalan en el cristal. Talento escondido bajo las piedras de los números. Una fantasía en el medio del mar y un cielo gris al que quisiéramos ir corriendo. Cosquilleos de fuego en lugares prohibidos. El colibrí que aletea ese recuerdo y las escaleras mirando hacia abajo. Trocitos de coco, borrachos, nadando en azúcar y en las rocas. Mentiras que viven en la punta de tu lengua y verdades que bailan calladas en tu piel. Viento que nos despeina el orden y fuego que nos lo quema. Una mirada incómoda, cobarde. Una sonrisa falsa y otra. Una voz que da asco. Diálogos virtuales que ponen a hervir la imaginación y las burbujas que se disfrazan de testigos. Tu voz en mi memoria. Palabras con las que nos vestimos la desnudez. Un cuadro rojo que invita a la ilusión y enmarca la que fui. Años que pasan rechinando las llantas y el futuro que viene a pie y despreocupado. La fuerza, en huelga, sostiene una pancarta que dice: "yo quiero ser frágil". La complicidad escondida en la trinchera del silencio. Escote sugerente, promesa absurda, ataque de risa, comezón en la garganta, pisos blancos y tos. La soledad no está sola: se fue a marchar con todas las soledades. Música vieja fundida adentro de un alambre. Combustible guardado por si otra vez. Un pez que vuela amarrado. Aceite, vinagre y olas frías. Un extranjero, ¡como si no lo fuéramos todos! Paredes de algodón con trampas espinosas sin escapatoria. La intermitencia de ese foco lo condena al aburrimiento eterno. La esperanza es una puta que ya se los cogió a todos y ahora esos todos la quieren matar... no por infiel ni por mentirosa sino por fácil. Un escritor muere y un clavo no puede solo. Pequeñez limitada envuelta para regalo sobre la mesa de madera... y vapor. El deseo se escribió en el papel, se tachó, se arrancó, se arrugó y se tiró a la basura sin pedirle permiso a nadie. Espuma de cerveza hirviendo y cadenas que se rompen por el eslabón más grande. Europa. Fantasmas que viajan diez años para plantarme un beso y que me hacen perder un libro. El desastre gestándose bajo el cobijo de una obsesión asesina. El sexto sentido pidiendo argumentos y el ámbar escupiéndole en la cara. Escándalos guardados en bolsas de plástico en el congelador. El verde te engañó, entiéndelo. Recuerda que te fuiste llorando. Sábanas, sudor, jadeos, los dos despeinados: yo más. Caricias que no tienen hambre pero que no saben cómo quitarse la sed.

La humanidad no se vende, se regala a granel. Yo tomo la mía a puños y la lanzo contra el espejo. Dedos de humo, la muerte en el aire, a sorbos. Y, si es mía, me parece poco una sola vida... muy poco.

_9_

"Estaba borracha de vida, mareada de paciencia. Vomitaba alternativas y balbuceaba incertidumbres. Y después, ella decidió beber..."

_8_

"Sólo había tres opciones: el humo, la prisa y la expectativa de verse. Al llegar, su corazón se aceleró de una forma que no la dejó seguir pensando en las primeras dos. Y entonces ella lo supo..."

_7_

Su vida era tan mágica que hasta tenía una pequeña calcificación del lado izquiero de su mandíbula. Y así, todo alimento que ella ingería se volvía crujiente y divertido... al menos para sus oídos, al menos para ella, al menos para que nadie más supuiera porqué sonreía al masticar..."

Lástima

Volver a empezar en un lugar donde no conozca absolutamente a nadie y nadie me conozca a mi. Abrir la boca y descubrir que hablo español y buscar frenética un espejo para encontrar mi reflejo sin saber lo que veré. Reconocer mi cuerpo y no saber dónde ha estado ni con quién. Descubrir con sorpresa esos sueños ignorando el proceso de lento añejamiento que han sufrido. Preguntar qué día es, de qué año y en qué país estamos. Hacerlo todo sin saber que nunca lo había hecho... o que es la enésima vez. Borrar los recuerdos, el camino, el ciclo. No saber quién soy; en el sentido más literal y más libre del anonimato y la virginidad. ¿Qué haría si no supiera nada? ¿por dónde empezaría? ¿hacia dónde iría?

Puedo esconderme de todos tras el anonimato, menos de mí misma. Lástima, porque hoy realmente nadie importa más que yo.