Un oasis

Hoy con ganas de abrir los brazos y dar un abrazo. O veinte o mil, un millón. De decirte eso que vale la pena saber, de arrancarte una carcajada, de poner palabras en su sitio, de hacerte saber que lo mereces todo y que sí puedes; esto y mucho más. De abrir las puertas, que entres y te pongas cómodo. De que hagas absolutamente lo que quieras porque sabes que no podría ser de otra manera. De estar, de ayudar (como sea), de ser un foquito pequeño y titilante por ahí. De escuchar, de decir "sí", de decir "claro", de inyectarte toda la fuerza que te haga falta y un poco de más por si acaso. Que seas capaz de confiar, de pensar en mí y que sepas que no tienes ni siquiera la mitad de un problema... ni lo tendrás. Que puedes decírmelo todo, o lo que quieras, o nada. De ver tu fragilidad y besarla como beso la mía. De comprender tu lucha, tu cansancio, tu desilusión, todo. De mirarte la mirada con toda la ternura y besarte la frente sin decir nada más. De ser un oasis en este desierto oscuro y plagado de personas pero tan inhumano. Qué ganas de estar, qué ganas de dar. De oferecer un poco, un poquito, un poquitito de paz. Qué ganas de abrir los brazos.

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