Extraño extraño


Extraño el micrófono. No lo voy negar. En tres meses se cumple un año de haber escuchado a mi corazón gritar: "esto me gusta, esto es lo que quiero". Y seis meses pasaron volando.

No voy a hablar de lo que es la radio. De lo que implica estar en una pequeña cabina, hilando ideas e imaginando que mi voz vuela hasta encontrar a alguien... a alguien. Ni voy a hablar de lo que fui. Sólo diré que es una de las mejores cosas que me ha sucedido en la vida y que hoy que no lo tengo, lo extraño profundamente.

Pero lo extraño raro. ¡Lo extraño extraño! Chistoso. Sin nostalgia. Tranquila. Suelta. Segura de que un día dejaré de extrañar.

La última vez que cerré el micrófono fue duro, sí, pero no podía cargar con una pérdida más. El alma no me soportaba ni un alfiler ya. Nada. Me faltaban las fuerzas y entonces no lo cargué, sólo lo solté. Y no me desgarré, no lloré, no hablé más de eso, no sé si no dolió pero simplemente me despedí y lo cerré.

No me cabe la menor duda y lo digo en serio, que un día volveré a abrir un micrófono. No porque haya una espina que sacar sino porque me resisto a creer que la vida sea capaz de mostrarme una gran pasión sólo para arrancármela para siempre. Eso no puede ser y punto. No sé cuál "micro" ni dónde o cuándo lo abriré pero entonces y por unos breves segundos, el aire será mío otra vez. Y yo del aire.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hazte un Podcast!