Un ojalá

Me retiro caminando con la vista hacia abajo y con paso lento. Algo me oprimía el pecho y lo que sí pude hacer fue recargar la cabeza hacia atrás con melancolía. La sonrisa bien puesta, eso sí, y el abrazo de despedida que no puede faltar. Nos vemos pronto. Sí. En una mezcla entre sorpresa, tristeza y soledad. A ratos me siento la más ajena, a ratos la menos ciega. A ratos la más distinta, a ratos la más libre. Me gusta vernos tan mujeres, tan complejas, tan reinventadas en otras facetas. Me duele profundo no tener el tema que quieren escuchar y saber que sólo ese escucharán. Dos veces lo intenté con el mismo resultado: nulo. Me duele que las cosas no sucedan cuando tronamos los dedos. Me duele no vivirlo a la par o al mismo tiempo pero si algo me ha quedado claro es que no lo voy a forzar. Y aún con todo, lo disfruté bastante.

Creí que se iban a quedar más tiempo pero comienzo a ver que se van... o tal vez sea yo la que se se está yendo. También de aquí me estoy yendo. Como un imán que no lo puede evitar, que es jalado, llevado a otro punto, lejos, fuera de su voluntad. O simplemente no puede pegarse, no puede, no puede y no podrá. No hay poder humano que lo haga pegarse y permanecer. No sé que pasa con todo lo que se construye... algo quedará de los derrumbes. Ojalá esta vez sea una evolución y ojalá yo me pueda quedar en el proceso. Esto sólo es un ojalá.

2 comentarios:

K dijo...

Yo me quedo, eso te lo aseguro. Y si, los terremotos no sólo han sido alrededor del mundo, también en nosotros ha temblado, y no se si esos grados richter se puedan medir.

letraaletrahaydetodo dijo...

De tanto que duelen esas sacudidas, quien tiene el timpo de medirlos?

Veo que no estoy solo!

El dolor compartido se siente menos.

Ahi vamos Ro.