Volví a pensar

Volví a pensar en el aire, ni hablar. Lo siento de antemano. No en el viento, en el aire. El viento tiene su encanto pero el aire no se compara. Soy como una adicta que volvio a drogarse. Tirada en el suelo, perdida. Ya, que nadie me moleste, que nadie me anime, que nadie me reclame, que nadie me diga nada. Déjenme sola. No resisto, necesito más.

Es cierto, punto. Lo admito. Volví a pensar en ese foco que se prendió, ese "micro" que se abrió para que yo hablara, esa antena en esa esquina, esa cabina tan pequeña y tan caliente, ese reloj, esos teléfonos, esos controles, esos cables, ese interruptor. Esas personas en quienes reboté, como energía, tal cual. En las estupideces que dije, las carcajadas que no controlé porque no quise, eso que no quise decir. El respeto que tuve. Todo lo que sentía. Una hora. Los errores, las canciones, los anuncios; todo de nuevo. Aquí están. Ya, consumí más droga: recordé.

No sé si maldecir o bendecir ese primer día, todavía me inclino por lo segundo... creo. Toda la magia electromisteriosa que tiene que suceder para yo hable aquí y tú me escuches allá, donde quiera que estés. Y el aquí ya no es aquí, el aquí ya fue: el aquí es ayer. Sí entiendo pero hoy volví a pensar, ¿qué quieren que haga?... sí, con un poco de nostalgia y de enojo, para qué negarlo si es evidente. Hoy sí dolió. ¡Yo no busco esos recuerdos, ellos me encuentran! Batalla interna, ¿qué hacer? Todo tiene que ver con el líquido al final: o es esta lluvia tan insistente o son esas cervezas que me los traen.

Estoy molesta. ¿Por qué estoy molesta? Inquieta, irritada...

¿Qué es esa locura de hablarle a gente que no veía, que no conocía ni conozco? ¿Qué es ese absurdo de abrirme con personas de la cuales jamás sabré? Lo entiendo en mi cabeza.: es tonto, pues sí. ¿Qué es ese afán de decir lo que pensaba y lo que sentía? Y recibir mensajes... vamos, no eran del más allá, eran de comunes y corrientes mortales. ¡Ya, déjalo! ¿Qué es ese ardor de saberme por toda la ciudad, por toda la virtualidad incluso? ¿Qué es eso de pensar que lo que yo quiera decir pueda importarte? ¿como por qué habría de interesarte a ti? No me conoces, no sabes quién soy, en tu vida me has visto, no tienes idea: tú sólo me escuchas decirte lo que yo quiero decirte, te comes mis verdades... y mis pedazos. ¿Qué es ese hechizo de lanzar palabras como una loca sólo esperando que alguien las encuentre? Pueden encontrarlas miles, puede no descubrirlas nadie. Puedes ser tú, o no. Qué más da. ¿Qué es esa adrenalina que me ponía las manos a temblar y la sonrisa enorme hasta el día siguiente... hasta dos días después? Soy una estúpida, no tengo remedio. ¿Será algún tipo de manía por ser escuchada, algún escondido miedo a la soledad, algún tipo de locura megalómana, algún trauma trascendental de la infancia? ¿Qué es este vómito de añoranzas? A saber. Qué mierda.

Descubrir una pasión es descubrirse vulnerable porque en el cabrón momento en el que no la puedes vivir, te vuelves indescriptiblemente pequeño y débil. Susceptible. Qué flojera. Te vuelves una caricatura de tí mismo, una burla, un ridículo y te aguantas. Un feo enano gracioso y no te gusta ser ni feo ni enano ni gracioso.

Una vez me dijeron "mujer de la voz", otra vez me alentaron a seguir pronunciando. Me han dicho un millón de cosas pero nada importa porque lo que yo me decía a mí misma, comienzo a dejar de creerlo, a escupirlo, a negarlo. He soñado que vuelvo también pero tampoco importa.

Esta vez, no hay conclusiones felices. Sólo una espera insoportable. Una ilusión asquerosa. Una pasión y mucha desesperación. Una sobredosis más. Ya. Fue.

2 comentarios:

letraaletrahaydetodo dijo...

Sin comentarios...

No soy digno.

Otra que mas dá, gracias!!

K dijo...

de los favoritos, sin duda.