Tanto todo

No he podido pasar por esta tierra sin sentirlo todo. Ha sido así más o menos desde que tengo uso de memoria, quizá desde antes. Mi tránsito por acá han sido oleadas, tornados, terremotos, incendios, vendavales -a veces sucesivos y respetuosos, a veces simultáneos y caóticos- de emoción habitándome el cuerpo. No conozco otra manera de andar. Rabia incontenible, deseo alucinante, cansancio aturdido, miedo paralizante, alegría desbordada, éxtasis embriagante, asco abominable, penoso aburrimiento. Y todo lo que viva en medio. Dolor, tristeza, urgencia, desdén, rechazo, nostalgia, paz, amor. Todo, todo, ¡todo! Lo he sentido todo tanto y tantas veces que el mundo ya tiene más pedazos de mí de los que tengo yo.

Y sonrío. Es maravilloso haber vivido tanto amor antes de ti. Celebro que no sea la primera, ni la segunda, ni la tercera vez que se me siembra algo así en el pecho. Imagina si no: hubiéramos corrido el riesgo espantoso que de yo, inconciente, desbordada, confundida por lo que alojaba dentro, hubiera seguido recorriendo el mundo y pasara de largo sin saber qué eras; sin sentirte ni reconocerte, amor.

No hay comentarios: