A la una, a las dos y a las tres

Mujer:

Te escribo como último recurso porque es lo único que puedo. Mi inquietud es genuina e indignante: ya no sé qué hacer contigo. Y sabemos como tantas cosas sabemos... que escribir es inconveniente, desesperante, inútil. ¡Es absurdo!, pero sirve al mundo como sirve hacer el amor. 

Entonces, dicho esto, te escribo:

Tú que no puedes dormir ni despertar. A ti que te estorban el cuerpo y la ropa. Tú que te despojas de las culpas y las vas dejando con cuidado al ladito del camino. Mujer de noche, mujer fértil, mujer arena. Tú sin pedir explicaciones, extrañando las estrellas y viendo un crimen en cada juicio, ¿cómo estás? 

Mujer diosa demonio. Vives en el fondo del mar pero olvidas que no eres de agua: de vez en cuando hay que subir a tomar aire y a que el cielo te beba. Tanta profundidad ahoga, recuérdalo bien. Mujer, tú que desayunas locuras y te tallas la piel como si las respuestas brotaran de los poros. Tú que brincas, mujer valiente. Tú que dudas, mujer pregunta. 

¿Cómo es ser mujer y ser tú, rayándote te quieros en las palmas de las manos y después pensando "un te amo gastaría menos tinta"? ¿Cómo lo haces? Mujer, explícame. Qué bueno que tienes buena vista y piernas fuertes. Qué bueno que respiras bien. ¡Tú!, que te encajas en palabras y lo primero que le haces a un libro es pasearle la nariz. Mujer de sur y norte, mujer de ir y venir. ¿De dónde te sale tanta voz, te lo has preguntado? ¿Qué se siente apostarle a lo posible y no a lo probable? ¿Cómo sientes el amor? ¿Cómo sientes la vida? ¿Qué quisieras hacer mañana? ¿Tienes miedo de morir?

Mujer mirada, mujer laberinto, mujer cebolla. ¿Ya sabes a dónde caminas? ¿Segura que no te pierdes al andar en ti? Tú, te descubres con sorpresa la ternura. Tú, quieres gritar sin que nadie te oiga. Tú, que te pones de espalda al sol para que te entibie los vacíos. Mujer idiota. No entiendes, no aprendes, no escarmientas ni en cabeza propia. Mujer custodia, mujer cómplice, mujer amor, ¿qué opinión te merece este mundo? 

Tú que saliste de una mujer y entraste en todas, ¿por qué no te temes, maldita sea? ¿Por qué no te cansas? Mujer peligro, mujer amenaza, mujer rosa, gris-azul-verde-amarilla. Mujer blanca, mujer luz, mujer abrazo. Mujer necia y estúpida. Lo difícil no es oír voces sino ponerlas a todas de acuerdo y tú lo sabes, lo sabes viendo lunas en los techos de tus ganas. ¿Qué piensas cuando estás sola? Mujer que trabaja y se muerde los dedos y los labios. Mujer deseo. Tú que estiras dos meses un sólo viernes y seis infinitos un sólo sábado de octubre. Mujer desierto, mujer sonora, mujer de mujeres. Mujer partida en dos, en quince, en cien. Mujer hecha polvo y colores brillantes. Mujer que le rasca detalles a su historia y la hace sangrar para después besarla. ¿Por qué tiemblas así si ya sabes que una vida no alcanza? Mujer rebelde, yo entiendo. ¿Para qué vas a meter las manos al fuego si el fuego te arde dentro? 

Te voy a escribir a la una, a las dos y a las tres. 
Nos voy a escribir a todas las que seamos. 
¿Cómo te habitas, Gabriela? 
¿Cómo?

3 comentarios:

Lolo dijo...

Gracias G, por lo que de mí encuentro, a lo que le pones voz y palabra. Gracias por atreverte a arder y divertirte en el intento, por compartir-te.

Lolo dijo...

Sds!

Johanna Perez Vasquez dijo...

Ay, ya, deje de escribir cosas tan bonitas que me da ganas de escribir a mí también, de enlazarla y me da coraje saberla allá donde le chupan la esencia.

Este pedacito:

"Vives en el fondo del mar pero olvidas que no eres de agua: de vez en cuando hay que subir a tomar aire y a que el cielo te beba. Tanta profundidad ahoga, recuérdalo bien."

y este otro:

"Lo difícil no es oír voces sino ponerlas a todas de acuerdo y tú lo sabes, lo sabes viendo lunas en los techos de tus ganas."

le quedaron de una finura sublime, suprema.

Felicítola.