Pescado empanizado frío

Ya tenía varios días sin llorar al ver las noticias. Pero hoy sucedió de nuevo.

Intento de lunes a viernes ir a comer a casa, lo cual, llevando la vida que llevo y viviendo en una ciudad como ésta, es una franca hazaña. El caso es que casi siempre lo logro y llego justo a tiempo para escuchar, mientras cocino, el noticiero nacional de las 2:30 de la tarde. Hoy fue una ensalada de espinacas, pescado y un poco de pasta integral. Estaba ya todo listo. Yo me servía la comida en un plato blanco y salivaba profusamente cuando lo que escuché, captó mi completa atención e hizo que volteara a ver la televisión abandonando el nutritivo manjar.

La noticia era que una reconocida cantante colombiana (Shakira) le había entregado no se qué premio a una maestra de kinder de Monterrey por su compartamiento durante una balacera que sucedió a escasos metros de la escuelita donde se encontraba dando clases. Para sustentar la nota, se proyectaba un video -claramente tomado desde un dispositivo móvil a la altura del piso- en el que se ven niñitos de no más de 5 años dentro de un salón de clases tirados en el suelo. Se escucha la voz alterada y contenida de una mujer que dice: "No nos va a pasar nada, nada más no levanten la cabeza, por favor" [tra, tra, tra, tra, tra, tra, tra, tra]. Balazos. Varios. Muy cerca. Se alcanza a ver la ventana del salón. ¡Luz de pleno día! Los niños sabían qué estaba pasando, sabían que estaban en peligro, ¡claro que sabían!

Y justo después del sonido de las armas de fuego y de la imagen de una niñita escondiendo aterrada su cabeza entre sus bracitos, la mujer dice: "¡Vamos a cantar una canción! Vamos a cantar la de... ¡ya sé cuál! Si las gotas de lluvia fueran de chocolate, me encantaría estar ahí..." Inmediatamente, los niños se tranquilizan y comienzan a cantar. Juegan -acostados sobre sus espaldas- a que abren la boca al cielo para atrapar las gotas de lluvia que, en su imaginación, son de chocolate... mientras en la calle un alguien juega a matar a otro alguien. "¿Quién quiere chocolateee?", pregunta la mujer fingiendo entusiasmo. "¡Yooo!", contestan sus alumnos al unísono. La niñita que había escondido su cabeza, ahora sonríe y canta. Segundos después, termina el video y sigue el noticiero.

Fui por el plato y lo puse en la mesa. Hundí la cara entre mis manos. Viernes en la tarde, Ciudad de México, en mi departamento, descalza, viendo las noticias, me dispuse a bañar el pescado empanizado con las lágrimas más profundas que me salían de ese nudo que tenía en la garganta. Sí es una escena patética y sí, yo fui la protagonista. La comida se enfrió pero igual me la comí.

El mundo está jodido, lo sabemos todos, y no me vale la pena seguir hablando de eso. Sólo quiero decir que dan ganas de llorar cuando alguien... hace algo... en algún lugar del planeta que te hace pensar que no todo está perdido, que si hay gente así, no todo puede estar mal. Dan ganas de decirles: "por favor, no te rindas, sí estás haciendo algo y sí importa... ¡a mí me importa, a mí me hace la diferencia!". Dan ganas de no desistir, dan ganas de pararse en las mañanas de la cama y dirigirse a su pequeña o gran trinchera, dan ganas de seguir inyectando luz aquí, dan ganas de ser más grande y más fuerte. Dan ganas de llorar así: de orgullo, de emoción, de esperanza.

Que no creamos que todo ya se fue al carajo porque en ese justo momento, se habrá ido.

Vivo en un mundo en el que las buenas noticias me hacen llorar. Pero mientras sigan habiendo esas noticias y mientras siga llorando cuando las escuche, para mí, seguirá habiendo mundo.

Por cierto, Martha Rivera se llama la maestra y ese día murieron 5 personas a la vuelta de la esquina... Ningún niño.

"No todos son tan malos, no todo está mal,
no todos son villanos queriéndote matar,
no todo está perdido ni se va a acabar..."
Hoy tengo miedo - Fobia

1 comentario:

K dijo...

Casualidades serán. Hoy leo tu blog sentada en el sillón, sola en toda la casa (cosa rara), con un plato de pescado a la plancha sobre mis rodillas, el cual, al terminar de leer este último post, se ha inundado también de agua salada.

Comparto la esperanza.