Aunque ardas

Que nunca me falte fuego en los sueños, sol en la mirada, ni viento en la voz. Que nunca sepa lo que es vivir sin mar en el alma ni arena en los pies. Que no me falte un cielo estrellado en el pecho y una nube barrida para cruzarlo a pie. Quiero meteoritos en los tobillos, terremotos en los hombros y erupciones de volcán en el ombligo. Tierra fértil en los párpados, agua de río entre las piernas y amaneceres en los pliegues de toda mi piel. Tormentas en el estómago, una isla desierta en cada dedo, una mañana nevada en la punta de la lengua. Mundo, te lo suplico: jamás me faltes en el cuerpo. No te vayas. Aunque duelas. Aunque ardas. Yo necesito una luna en la garganta para seguir aquí.

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