Un día llamado nunca

Estoy en la cama con los pies sucios y el estómago vacío. Pidiéndole a la memoria que esta vez no mire para otro lado. Pidiéndole a una llave que deje de sentirse única. Pidiéndole a un beso que encontré en otro continente que nunca se termine. Quiero pasear por el cuerpo entero del universo, recorrer la cintura de tu boca, ser la planta de tu pie, ver tus ojos en el ángulo exacto en que parecen cristales. Lo que no quisiera es tener que guardar en la misma estrella, las noches que no pude dormir y las que no pude soñar. En un océano que se llama pacífico, hay una playa perdida en la que ahora quisiera estar y a la que también ya le conté de ti. Tú trata de apretar un puño de arena y después hablamos de apretar el amor. El destino ya se cansó de escucharnos quejar. Los caminos no se encuentran, se abren. Somos barcos en el mar. Las líneas rectas no existen. Las voces son las redes y las trampas. Yo convertí un paracaídas en un pararrayos tan sólo con desearlo. Volando un ancla, la volví cometa. Duermo sin miedo, despierto. Cierro los ojos, veo luz. Los abro, sigo descalza. Lleno el aire de café y escribo en servilletas que no uso ni tiro. Creo que estoy enamorada de los meteoritos, de los caracoles, de los amigos viejos, de la cerveza en domingo, de la pintura líquida. De una mentira que ya no creo más. Todos comemos de la misma tierra. Que nos reunamos siempre alrededor de un fuego aunque sea otro. Que nada tenga que morir de sed. Qué qué fuerte la palabra escrita me dijiste ayer. Sí. Los científicos dicen que, técnicamente, el amor no existe. Yo creo que el amor baila tango en sus microscopios, telescopios, estetoscopios, caleidoscopios sin imaginación. Los perros son lobos, los gatos son tigres. El sol es fuego que flota. El cielo no es azul. La lluvia no cae. El agua quema y congela. Hay muchos tipos de dolor. Hay suspiros, susurros, supuestos. Y un montón de maneras llevar una cicatriz. Los mares fueron desiertos. Hay vida en los desiertos. Hay agujeros en la tierra por piedras que cayeron del cielo. Piedras como la luna. La vida en este planeta tampoco existiría sin la luna, que mueve aguas, mujeres, lágrimas sin mojarse y sin llorar. Los árboles crecen para arriba y para abajo. Siempre está amaneciendo en algún lugar. Amor alado. Lleno de sal. El invierno y la primavera entran por la misma ventana que salgo cuando nos voy soñando. Después las esquirlas de una bomba inesperada. Tengo un te extraño encajado en el cuello. Me comí un silencio a mordidas. Puedo perder sin chistar. Vi a un miedo directo a los ojos y se desmayó. No necesitas gustarme. Estuve afilando una intención. Hay margaritas que sólo saben decir que sí. No confío en nadie que no sepa decir no sé. Por ejemplo. Hay días que no existen en el calendario. Hay guitarras colgadas en paredes que no hablan pero que cantan cuando llueve. Hay letras prostitutas que hablan de libertad y venden jaulas. Somos bestias que creen en dios. Nunca se hace el mismo amor. Nunca.

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