Agua fría

A veces quisiera que todo saliera mal, generar una mala noticia y que fuera verdadera y la recibieras tú. Y que el día que te enteraras, yo estuviera ahí -como testigo invisible- para ver la expresión de tus ojos; tu sorpresa, tu shock.

Tal vez y sólo tal vez, pensarías: "me hubiera gustado estar, compartir, acompañar... sólo para que el final del camino no hubiera sido un baldazo de agua fría".

Yo asumo, tú asumes. Yo supongo, tú supones. Y pensamos que nada cambia... aunque bien sepamos que no es así. Y vamos construyendo la ilusión de que lo que es, seguirá siendo. Y no: de este lado, cada vez más parece que no.

Y es de las dos partes. Para acercarse, se necesita uno; para estar lejos, se necesitan dos. La diferencia es que a mí sí me duele, a mí sí me gustaría que fuera distinto y que no hubiera, al final de ningún camino, ni una complicidad oxidada ni una gota de agua fría sobre nuestras cabezas.

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