Por las que faltan

Hoy brindé.

Pocas veces brindo por algo. Simplemente bebo y ya. Una, otra, las que sean. Pero cuando es una ocasión realmente especial, cuando el momento lo amerita o cuando se me hincha la gana y me nace decir algo al chocar de las copas, vasos, tarros... suelo simple y llanamente decir: "por las que faltan".

Son palabras gastadas, las he dicho muchas veces (no quiero decir cuántas y además, no lo sé... ¡y las que faltan!) pero rejuvenecen cada vez. No recuerdo cuándo se me ocurrió decir eso por primera vez pero se me pegó y ahora es mío. Toman fuerza y nuevos sentidos al pasar del tiempo. Así brindo yo. Eso digo: "por las que faltan..."

¿Y eso qué? ¿Por las qué que faltan? Casi nunca me detengo a dar una explicación... pero la hay, esta vez la hay.

No son palabras tristes ahogadas en añoranza para revolcarnos en todo lo que tuvimos y ahora nos falta. No, todo lo contrario: no es hacia atrás, es hacia delante. Es por las cervezas que faltan, las coincidencias que faltan, las vivencias, las risas, las etapas, las miradas, las incongrencias, las tonterías, las sobremesas, las madrugadas, las fotografías, las bodas, las navidades, las crudas, las copas... por las que faltan. ¡Porque ojalá falten muchas! Y porque no podemos saber qué será, salud por ir a ciegas, por ser tan vulnerables. Brindar por lo que no sabemos que viene pero viene. Un brindis de alegría, espera y esperanza. De que ojalá esta no sea la última y ojalá volvamos a coindicir tomando otra y volver a pensar... que sigan faltando.

Es eso. Algo muy bueno qué decir al chocar de las copas. Ahora caigo en cuenta. Compartido está y ¡salud, pues... por eso y por todo lo demás también!