La hijedad

¿Alguien me puede explicar porque hay libros, cursos, escuelas, consejos para padres y no hay ni un "buena suerte" para los hijos?

Sí, es muy difícil tener un hijo; sí, ningún bebé trae manual, sí, te cambia la vida y no vuelves a dormir igual jamás. Sí, todo, ya. Pero bueno, estamos diseñados biológicamente para ser padres, ¡casi exclusivamente para eso! Algo se activará, no me vengan con cuentos... el instinto, yo qué chingados sé, ¡algo!

¿Y los hijos, qué? ¿Quién les tira un pedo? Sólo el ombligo que te lo recuerda cada que te ves la panza. Nada más. Nadie te explica esta cuestión de la "hijedad", nadie te dice qué hacer con tu padre o con tu madre por el resto de tu vida o dónde demonios ponerlo, cuáles son los límites o cuánto poder van a llegar a tener sobre ti por los siglos de los siglos. Y no. No "amén". Para eso es mi texto, para hacer lo que se me hinche la gana.

Es más, y sin afán de deprimir, ni siquiera hay palabra para esto de ser hijos. Existe "paternidad" pero "hijedad" tuve que inventarla ahorita para ti, mi queridísimo hijo de alguien. Como hijos no somos nada, es burdo, es casi hasta vulgar, ¡ja! Y sí, para esto de la hijedad sólo nos queda la terapia y la catarsis. Porque todos, todos, todos... somos profundamente y para siempre, hijos de un él y una ella. Y tendremos conflictos irresolutos internos y/o externos con uno de los dos o con los dos. Si hizo porque hizo y si no, porque no. Y esto, hijos míos... para siempre, jamás. Ahora sí: amén.

Va un "buena suerte" de mi parte. Por lo menos eso para ti hoy: buena suerte, neta.

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