2:25

Algo de rock alternativo sonaba mientras atacaba sin clemencia mi indefensa cena vegetariana. Era la segunda vez que cenaba. Nada se puede hacer con el hambre, sólo darle por el lado y volver a comer. Un poco de pimienta al manjar, volteo hacia arriba y pienso: "hay demasiados focos prendidos en este lugar". Justo iba a soltar el tenedor para apagar un par de luces cuando suena el teléfono.

Contesto, escucho, hablo y cuelgo.

2 minutos y 25 segundos duró la llamada. ¿Acaso ha sido impuesta una nueva marca, señoras y señores? No, claro que no. Recuerden: pueden durar menos pero nunca duran más. Volver a repetir lo de costumbre nunca toma demasiado, está tan ensayado que casi sale natural. 2:25 no está mal.

Acto seguido: hombros, cabeza y sonrisa, al suelo. Irremediable. La misma fuerza los jaló hacia abajo a los tres y no fue precisamente la gravedad: fue la tristeza.

"Mierda. Tan tranquila que estaba. Mierda y mil veces mierda. Cada vez que hablamos es igual. Ya lo debería tener dominado. ¡Son años, por Dios, ya basta! Es toda una vida y sigo sin saber qué hacer. Esto no es normal."

Soy la mitad de nosotros. Soy el berrinche. Soy el estómago que delata. Soy los ojos que piensan en ti y la mirada que no te encuentra. Soy las manos que sudan. Soy la respuesta que no buscas. Soy la indiferencia. Soy el intento añejo. Soy el llanto que no sale. Soy los golpes en la mesa. Soy las pláticas en el sillón. Soy todo lo que no pudiste hacer para que yo hiciera. Soy todo lo que nunca has podido decirme. Soy todo el amor que te sigue esperando. Soy el orgullo escondido y la insuficiencia eterna. Soy la pregunta que se queda en el aire cuando tú decides dejar de hablar. Soy el ataque arrepentido. Soy tu silencio y tu risa nerviosa. Soy el respeto. Soy la paradoja. Soy la presión en el pecho y tu pie que no deja de moverse. Soy el vacío llenado de frustración. Soy una mentira, todas las mentiras que me cuento a mí misma para que me duela menos. Soy todo el sarcasmo que ha llegado a divertirme. Soy todo el teatro que monto cuando pretendo tenerlo bajo control. Y soy los títeres. Y soy el telón y las butacas vacías. Soy la resistencia y soy el cansancio. Soy la resignación mentirosa que no se resigna. Soy la infección que vuelve a supurar. Soy el largo camino de la cabeza al corazón... porque entendido lo tengo pero, al otro lado del teléfono, la gravedad francamente me hace los mandados. Soy dos dudas: ¿de verdad puedo hacer algo o de verdad voy a vivir así? Y soy la respuesta que no satisface. Soy los 2 con 25 que te compran la paz. Soy los 2 con 25 que me la roban a mí.

Me levanto de la mesa y dejo la cena a la mitad. Apago los demasiados focos prendidos y te imagino a ti. Tan sentado. Tan ansiosamente tranquilo. Tan acompañadamente solo. Tan lejos. Tan tú.

No hay comentarios: