Son las cinco de la tarde, es miércoles, estoy descalza y no me he bañado. Estoy sentada junto a la ventana en mi departamento, tomando una copa de vino tinto y escuchando una maravillosa canción. Afuera, llueve pacíficamente; adentro, la lámpara cálida lo ilumina todo. Respiro. Sonrío. Y quién sabe, tal vez esto es ser feliz.
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