Dices que te gustan mis ojos.
¿Cómo no te van a gustar si te reflejas en ellos?
Dices que te gusta mi voz.
¿Cómo no te va a gustar si te pronuncia a diario?
Dices que te gustan mis manos.
¿Cómo no te van a gustar si aprendieron a sostenerte?
Dices que te gusta mi boca.
¿Cómo no te va a gustar si sabe recorrerte?
Dices que te gustan mis letras.
¿Cómo no te van a gustar si te están inventando?
Dices que te gusta mi casa.
¿Y cómo no te va a gustar
si aunque no estés,
si aunque no estés,
te quedas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario