Pleno día.
Hora de comer.
Gran ciudad.
Bullicio en serpentinas.
Cielo gris.
Prisa que no hay.
Iban dos caminando sin rumbo fijo sobre una acera.
Hablando, supongo, de lo que se habla
cuando van dos caminando sin rumbo fijo sobre una acera:
de todo y de nada.
¿De qué más?
"¡¿Algo que quieran vender?!"
Intercepta en voz alta
un tercero
de pie frente a una puerta:
"¡El alma!"
Dicen al mismo tiempo
y sin dejar de mirar al frente.
Breve silencio.
- ¿La venderías?
- Sí. ¿Tú?
- También.
Se miran.
(Carcajadas).
Y siguen dos caminando sin rumbo fijo sobre una acera.
Pleno día.
Hora de comer.
Gran ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario