
Australiana y universal. Del 2009 y de todos los días. Tan oscura que ilumina las grietas de todos, tan rica que apunta a nuestras propias carencias, tan real que es fantástica.
Oscuros personajitos de plastilina animados en stop-motion que se van acercando a distancia mientras cobran vida, sentido y letras. 90 minutos en los que se funden la inocencia, la soledad, las dudas y la humanidad de cualquiera.
Y por si fuera poco, basada en una historia real.
[I find humans interesting but I have trouble understanding them. I think, however, I will understand and trust you. You appear very happy...]
Gracias, Adam Elliot.
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