Amanecí pensando en la valentía. En qué
significa ser valiente. Es fuego por debajo de la piel. La espalda hasta se
endereza, la mirada se levanta y crece. Las plantas de los pies echan raíces en
los sueños. Puede suceder en un segundo, como un relámpago. Y así sucede.
Después puede prolongarse por horas, días, meses… como subir una montaña
gigante viajes en el tiempo. Todo se concentra en un mismo punto, lo demás
sobra. El valiente se viste de confianza, de fe y de alegría. Algo se ha roto y
se ha limpiado. Algo se ha dejado de ser y se ha dejado atrás. Como una cebolla
a la que se le cae la capa exterior, la más seca, la más maltratada, la que
protegió a las otras. El miedo puede seguir ahí alrededor pero el que se siente
valiente camina a pesar de sí mismo y lo atraviesa; sus piernas lo sostienen,
su sangre lo lleva. Las voces que hacían una orquesta de contradicciones, de
pronto hacen un solo silencio y sonríen. El corazón corre fuerte porque sabe
que ha dejado de obedecer, que es hora de volver a crear, de entender que los
regalos de la vida muchas veces vienen envueltos con un gran moño rojo de
incertidumbre. Y hay que abrirlos. ¿O qué significa ser valiente?